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DÍA DEL ORGULLO LGTBI+: EN LA EDUCACIÓN FÍSICA Y EL DEPORTE TODAVÍA QUEDA CAMINO POR RECORRER

Dra. Dña. Carlota Díez Rico, nº col. 52.838

“Queda por delante el firme compromiso de los/as profesionales, en el caso de los/as educadores/as físico deportivos/as cumpliendo la deontología de la profesión, para conseguir la plena inclusión de los colectivos LGTBI+”

Artículo de opinión, por la Dra. Dña. Carlota Díez Rico, col. 52.838, Coordinadora Intercolegial del Consejo COLEF.

El pasado año, con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTBI+, el Consejo COLEF publicó el “Manifiesto por un deporte más inclusivo con los colectivos LGTBI+”, en conjunto con la Agrupación Deportiva Ibérica LGTB. Este documento señalaba 9 puntos necesarios para que el sector de la Educación Física y el Deporte sea un lugar seguro para la diversidad de identidades y expresiones de género y orientaciones sexuales, partiendo del compromiso de todas las personas profesionales.

Este año, en los días previos a esta fecha tan señalada, el Consejo COLEF ha vuelto a recordar este Manifiesto que sigue siendo inclusive más necesario cuando los derechos fundamentales de las personas pertenecientes a estos colectivos están siendo vulnerados de forma flagrante también en España, el que se supone como uno de los países en el que las personas LGTBI+ están más “aceptadas”. Las cifras de los delitos de odio y las noticias sobre agresiones están ahí para toparnos de bruces con la realidad.

 

BREVE RESEÑA HISTÓRICA


Antes de reflexionar sobre los colectivos LGTBI+ en el deporte, es necesario hacer una breve nota para aquellos que desconozcan por qué se celebra el Día Internacional del Orgullo LGTBI+. Hace hoy exactamente 50 años, el 28 de junio de 1969, de los “disturbios de Stonewall”, una serie de manifestaciones espontáneas en protesta contra una redada policial que se había producido la madrugada de ese día, como era habitual, en el pub Stonewall Inn, el único bar para personas transexuales, travestis y transgénero de la ciudad de Nueva York en aquel momento. Un año después, esta protesta contra la represión y pidiendo un trato digno como seres humanos, se conmemoró con la primera marcha del Orgullo.

¿Por qué “orgullo”? No se trata de estar orgullosos de la identidad o expresión de género o de la orientación sexual, sino de la valentía para ser visibles y solicitar tener los mismos derechos que el resto de colectivos, para luchar por que pertenecer a los colectivos LGTBI+ no se considere un delito (según datos de Amnistía Internacional, tener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo actualmente es ilegal en 70 países, en algunos pueden condenarte con cadena perpetua, y en 9 de ellos con pena de muerte) o un condición por la que poder ser discriminado.

Trasladándonos a España, cuando se celebró aquella primera marcha en Nueva York, la Ley 16/1970, de 4 de agosto, sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social decía que “serán declarados en estado peligroso, y se les aplicarán las correspondientes medidas de seguridad y rehabilitación [...] los que realicen actos de homosexualidad”. Hasta 1978 este precepto no desapareció, aunque hasta 1981 las personas trans siguieron yendo a la cárcel por realizarse cirugía genital. En 2005 en España se produjo un gran avance, la aprobación del matrimonio igualitario, que no solo supuso un paso legal, sino que en más de una década se ha configurado como una medida básica para la visibilidad de los colectivos LGTBI+.

 

LOS COLECTIVOS LGTBI+  EN LA EDUCACIÓN FÍSICA Y EL DEPORTE


Ahora bien, en la Educación Física y el Deporte todavía queda camino por recorrer, y de hecho existe tanta conciencia a nivel mundial al respecto de este ámbito que el 19 de febrero de cada año se celebra el Día Internacional contra la LGTBI+fobia en el Deporte.

Los titulares relacionados con el deporte muestran una sociedad que todavía discrimina a gais, lesbianas, transexuales, bisexuales, etc. y emplea esta realidad como motivo de insulto:

Por otra parte uno de los datos más destacados por las Asociaciones LGTBI+ es que en La Liga de fútbol profesional no hay ningún jugador que haya declarado públicamente una orientación sexual diferente a la heteronormativa. Existe escasa visibilidad LGTBI+ en el ámbito federativo, especialmente en los deportes que más espectadores reúnen. Espectadores, deportistas, profesionales y técnicos generan un ambiente hostil, provocando situaciones como esta:

No se trata solo de la violencia ejercida hacia los colectivos LGTBI+, sino también de asociar el deporte a determinadas expresiones de género, provocando así barreras psicosociales hacia la práctica físico-deportiva de determinados colectivos, en este caso de las mujeres.

El error de asociar deporte y masculinidad mediatiza las creencias de niños y adolescentes con respecto a la práctica deportiva y pone en peligro los aprendizajes humanísticos del deporte base y escolar. Las expresiones de género, los roles asumidos por la sociedad para un género u otro, no deben tener cabida en relación a la Educación Física y el Deporte. No pueden seguir leyéndose noticias con titulares como este:

Pero la violencia también puede ejercerse desde la instituciones y la forma que tienen de articular sus normas. En el ámbito del deporte competición la regla de la testosterona no se adecua a la conceptualización de identidad de género, y de cualquier manera establece una forma binaria de clasificación. 

En los ámbitos del deporte con otros fines diferentes al competitivo (salud, recreación, educación, etc.) instalaciones y profesionales no contemplan las necesidades de las personas transexuales e intersexuales, por ejemplo en cuanto al uso de vestuarios, y especialmente en los procesos de transición de transexualidad.

En relación a la enseñanza de la Educación Física el 64,5% del alumnado de Secundaria en las clases de Educación Física ha sido testigo de comportamientos homofóbicos entre estudiantes y un 33% los ha sufrido en primera persona en alguna ocasión, incluso siendo heterosexuales (Piedra de la Cuadra, Rodríguez Sánchez, Ries y Ramírez Macías, 2013). 

 

¿Cuál es la solución a todo este problema social e institucional? 

En el deporte hace años se crearon asociaciones, clubes, federaciones, ligas, etc. para personas de los colectivos LGTBI+ como medida para generar espacios seguros para la práctica deportiva. Como ejemplo de ello podemos nombrar a nivel internacional la Federation of Gay Games o la International Gay and Lesbian Football Association, aunque España también hay diversos ejemplos. Si bien es cierto que estas entidades han realizado y están realizando una importante labor en lugares donde la “aceptación” a los colectivos LGTBI+ es muy baja, el Dictamen del Comité de las Regiones sobre el tema «Igualdad de oportunidades y deporte» (2007) considera que “ocultar y segregar no puede ser una solución a largo plazo: el objetivo ha de ser que todos los hombres y todas las mujeres puedan acudir a todos los clubes deportivos, con independencia de su orientación sexual”.

Por otra parte, se debe considerar la hipótesis de que muchas mujeres lesbianas han encontrado como factor motivacional para la práctica deportiva, especialmente en deportes de equipo, la posibilidad de vivir su orientación sexual de forma libre dentro de un grupo. Podríamos reflexionar si una de las razones se debe a la asociación del deporte con las masculinidades y, por tanto, la adhesión de las mujeres lesbianas que utilizaban roles y expresiones de género de lo que se consideraba propio de los hombres asumiéndolo como parte de su identidad lésbica. El deporte como reclamo para encontrar un lugar seguro donde mostrar la orientación sexual de forma segura es posible que haya jugado su función social con las lesbianas.

La legislación también intenta poner freno a las situaciones de violencia y discriminación. A nivel estatal, en el ámbito del deporte, la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte integra la intolerancia como el “cajón de sastre” para una gran variedad de realidad que sufren discriminación, independientemente si los delitos de odio por ello son mayoritarios o no en el deporte. En cuanto a los colectivos LGTBI+, solo contempla de forma específica la discriminación por orientación sexual.

A nivel autonómico, de las 17 leyes del deporte, solo 5 hacen referencia directa a alguno de los colectivos LGTBI+. También algunas leyes de regulación del ejercicio profesional en el deporte contemplan como derecho de los consumidores, usuarios y deportistas la igualdad de trato independientemente de la identidad de género o la orientación sexual. 

El deporte, al ser un concepto transversal, también se aborda en varias de las leyes específicas sobre los colectivos LGTBI+ de las diferentes Comunidades Autónomas. En todas en las que se menciona el deporte se habla de la promoción e inclusión de los colectivos LGTBI+, abordando la no discriminación y la lucha contra la LGTBI+fobia. En algunas se habla de la formación adecuada de los profesionales y técnicos para poder abordar cualquier situación de discriminación de estos colectivos. Las más avanzadas contemplan cuestiones relacionadas con el acceso a competiciones deportivas en relación a la identidad de género, e incluso la necesaria adaptación de aseos y vestuarios.

Ahora bien, lo que queda por delante es el firme compromiso de los/as profesionales, en el caso de los/as educadores/as físico deportivos/as cumpliendo la deontología de la profesión, para conseguir la plena inclusión de los colectivos LGTBI+.

 

MANIFIESTO POR UN DEPORTE MÁS INCLUSIVO CON LOS COLECTIVOS LGTBI+

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